Libros de texto en la educación: ¿una faja o una ventaja?

Ya estamos en materia! Ha comenzado el nuevo curso y la mayoría de familias ya han adquirido los libros de texto que solicitan las escuelas para llevar a cabo su tarea educativa.
Para nosotras las familias, se trata de un momento del año en el que la preocupación por tener todo el material necesario y a tiempo, ocupa un espacio considerable. Hay que tener en cuenta, además, el desembolso económico que supone adquirir los materiales.
Éste año, después de poder organizar unas jornadas de reutilización de libros de texto con la asociación de padres y madres de la Escuela (APIMA), nos encontramos que han cambiado en diferentes cursos y asignaturas los libros que se venían utilizando, imposibilitando así, en gran parte, la reutilización de materiales de cursos anteriores.


La mala suerte ha hecho que los profesores hayan tenido que elegir nuevas editoriales o ediciones, que vayan acorde con la nueva ley educativa (LOMCE).  Y esto sin tener en cuenta el ámbito territorial en el que nos encontramos - la APIMA - en el que se ha añadido la problemática generada por el Govern de les Illes Balears, de querer introducir una fórmula que han llamado "trilingüismo" a través de un decreto ley. Hecho que también ha influido en el cambio de libros de texto en la Escuela de la que os hablo.
Y es entonces cuando tenemos que plantearnos el objeto del presente post, porque, después de las experiencias educativas presentes, pasadas y con visión de futuro, ¿es realmente el libro de texto una herramienta válida para trasladar valores y conocimiento en la educación obligatoria?
Empecemos desde el principio. Podemos afirmar que el actual modelo educativo que basa la enseñanza en las aulas vertebrándola a través de un libro de texto por asignatura y estructurado en temas, es, ni más ni menos, que una herencia de la enseñanza escolástica de la Edad Media. Un poco obsoleto está el tema, ¿no?
Entonces es cuando podemos posicionarnos en contra de los libros de texto por asignatura, por diferentes razones:

  • Trasladan una visión de la cultura de carácter estático, acabado y cerrado; no hay dialéctica, reconstrucción, ni crítica, ni lugar para la incertidumbre;  la información se traslada de forma sesgada y encerrada en sí misma impidiendo la interrelación con otras materias, que es lo que realmente constituye la transformación de información en conocimiento y nos hace "inteligentes"
  • Fomentan la desigualdad en el aula por el tratamiento de los contenidos desde una estructura enciclopedista carente de una visión plural en cuanto a etnias, género e ideologías
  • Fomentan la desigualdad en el aula ya que hay alumnos que no pueden disponer de los materiales por cuestiones económicas
  • Es por tanto, una manera de tratar los contenidos de forma jerarquizada y limitada, muy lejos de la realidad actual en la que vivimos: una sociedad líquida que ha adoptado una visión de transversal de la cultura y el conocimiento
Además, hay que tener en cuenta que , a pesar de haber tenido diferentes corrientes ideológicas en el gobierno del Estado español, todos los partidos políticos gobernantes, han entregado el sistema educativo a los intereses de las grandes editoriales en el más puro ejercicio de clientelismo político. Aquí cabe resaltar que estas editoriales -las más importantes serían Anaya y Santillana- son grupos empresariales y financieros que atienden  a sus intereses económicos que no a la educación de nuestros hijos. Es por ello que el libro de texto es una mercancía y no un elemento de difusión cultural. Una vez más, para muestra un botón, porque no dejó de sorprenderme -a pesar de que ya debería estar curada de espanto- un artículo que pude leer hace poco en las redes. En este artículo, la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, de la mano de la UNICEF, hacían un llamamiento para que los libros de texto fueran gratuitos.

Una vez hechas estas afirmaciones que se basan en estudios anteriores y que hemos podido vivir en nuestras carnes, vamos a reflexionar sobre lo que la sociedad nos está pidiendo y sobre le momento que estamos viviendo con respecto a la educación que se imparte en la mayoría de centros públicos.



El paradigma laboral se ha modificado radicalmente. Es prácticamente imposible acceder a un trabajo por cuenta ajena con los horarios que eran habituales de las 8 de la mañana hasta las 20h de la tarde, exceptuando aquellos que pertenecen a los comercios, que parece que es el objetivo de nuestro sistema educativo: el sector servicios como empleados. Pero la sociedad nos demanda que nos autoempleemos y que seamos creativos para acceder al mercado aportando nuevos servicios y productos. Entonces, ¿la educación que se imparte mayoritariamente en centros públicos, da respuesta a las nuevas necesidades de la sociedad? Efectivamente, no.
Por mucho que las TIC se integren en los centros escolares, estamos dejando de lado la educación para la creatividad, la colaboración, para la transversalidad del conocimiento que sabemos que no es estático. Los entornos de educación obligatoria deberían dar respuesta a estas necesidades, y con el libro de texto y sin un cambio significativo de modelo educativo, esto es muy difícil de conseguir si no es con esfuerzos de la familia complementando y haciendo una apuesta fuerte por una educación más completa y diversa, cosa fuera de alcance para la mayoría.

Hay muchas formas de resolver problemas y necesitamos recursos para afrontar de una forma creativa, las dificultades que nos plantea la vida.

En este sentido, una vez más, la presencia de centros de recursos para el aprendizaje -"bibliotecas escolares" por ejemplo- podrían ofrecer uno de los espacios necesarios para que desde el aula se trabajase de una forma distinta, más completa, abandonando estructuras anquilosadas en el pasado y fomentando el trabajo colaborativo, diverso y creativo, podríamos decir que hasta científico. Se trataría de habilitar espacios para el crecimiento personal, la experimentación y las construcción colectiva que integrase diferentes sensibilidades elaboradas desde el propio ser teniendo en cuenta la información y los recursos al alcance para poder llevarlo a cabo.